Existe un problema en educar mediante recompensas que muchos padres no ven. En este sentido, uno de los premios más utilizados es el tiempo con la ‘tablet’, el computador o el celular, algo que suele ser uno de los planes más atractivos para los niños, por lo que es fácil caer en el error de utilizarlo como si fuese moneda de cambio.
Utilizar premios no educa en responsabilidad
Veamos ejemplos como “si te portas bien, te presto mi teléfono para que juegues”; “Si te comes todo, te dejaré jugar en la ‘tablet’”, etc.
Los padres utilizamos las pantallas con demasiada frecuencia como si fueran una moneda de cambio para conseguir que nuestros hijos hagan aquello que consideramos deben hacer. De este modo, vamos modificando su conducta a cambio de darles lo que más desean: tiempo de juego con los dispositivos digitales.
Los niños, con el fin conseguir su premio, harán lo que les pedimos, nos obedecerán, terminarán su comida, recogerán sus juguetes, cualquier cosa con tal de conseguir dicha recompensa.
Ahora bien, ¿actuar movidos por un premio o motivación externa es la mejor forma de actuar? Desde luego que no, pues los niños no aprenden a responsabilizarse de sus actos, ni a actuar por voluntad propia y compromiso. Tampoco van a entender por qué deben hacer o no hacer ciertas cosas, ni las consecuencias que todo acto tiene sobre uno mismo y/o sobre los demás.
Por eso es importante desterrar los premios y recompensas a la hora de educar a nuestros hijos, fomentar su autonomía y enseñarles a tomar decisiones responsables, libres y respetuosas para todos.
Cómo afecta al desarrollo del niño
Pero además de los efectos negativos que tienen los premios a la conducta, cuando ese premio implica pasar tiempo pegado a una pantalla pueden aparecer otros efectos negativos para la salud y desarrollo del niño como:
- Las pantallas nos “desconectan”
Uno de los efectos negativos más visibles del uso de pantallas es que nos desconecta del entorno y por consiguiente, también de las personas que nos rodean. Esto no solo les sucede a los niños, sino también a los adultos: cuando tenemos un teléfono entre las manos, lo que sucede a nuestro alrededor deja de interesarnos.
- Pueden crear dependencia
Aparte de la dependencia que de por sí causan los premios y el juicio externo, un uso inadecuado de estos dispositivos también podría generar otro tipo de dependencia. Sucede cuando el niño pierde el control sobre su uso y se siente incapaz de dejarlo, o llora y se enfada cuando se lo quitamos.
Para evitar la adicción a las pantallas es fundamental que los padres controlemos el uso que nuestros hijos hacen, asegurándonos de que sea adecuado y educativo, además de establecer límites de tiempo. Pero, ¿cómo vamos a inculcar un uso positivo de las pantallas si éste queda supeditado al comportamiento del niño?
- Afectan la creatividad y limitan el aprendizaje
Aunque hay muchos videojuegos educativos, siempre será más positivo para el niño (especialmente en el caso de los más pequeños) utilizar su imaginación para decidir a qué jugar, sin los límites ni patrones que establece un videojuego.
El juego libre es el más beneficioso para el desarrollo de los niños. Decidir en quienes desean convertirse, qué quieren hacer y qué rumbo tomará la historia que han creado en su imaginación potencia un sinfín de habilidades, tanto sociales, como emocionales y cognitivas.
- Interfieren en el sueño
Varios estudios han demostrado que el uso de pantallas por parte de los niños afecta a su calidad del sueño dependiendo de su edad. Así, se ha visto que en los niños menores de seis años las pantallas acortan su tiempo de sueño, mientras que en los más mayores provoca despertares nocturnos o problemas de insomnio.
Por otro lado, ¿sabemos lo que hacen nuestros hijos cuando están con las pantallas?
Por último, abordamos una última reflexión que merece la pena hacernos: ¿tenemos la certeza de lo que nuestros hijos hacen cuando pasan tiempo con el teléfono o la ‘tablet’? ¿Juegan? ¿Ven vídeos en Internet? ¿Consumen contenido inapropiado? ¿Navegan por redes sociales?
Poner uno de estos dispositivos en manos de un niño es abrirle una ventana a un universo completamente desconocido y potencialmente peligroso. Por ello, es fundamental que ese uso esté supervisado y que los dispositivos cuenten con los debidos controles parentales.
Dicho todo esto podríamos pensar que las pantallas no aportan nada bueno a los niños, pero esto no es del todo cierto. Cuando el uso que los niños hacen es educativo, activo y controlado podría incluso impactar de forma positiva en su desarrollo y aprendizaje.
Pero para ello es importante que los padres seamos muy cuidadosos a la hora de ofrecer móviles, tablets u ordenadores a los niños, y por supuesto no los utilicemos como premios a su conducta. Recordemos que para nuestros hijos el mayor incentivo es que los padres creamos y confiemos en ellos, los alentemos y elogiemos cuando actúan con responsabilidad y hacen algo que merece ser reconocido.
Lee el artículo completo en: “Si terminas tus deberes podrás jugar un ratito con la tablet”: por qué no es bueno usar las pantallas como premio
Por: Mariana Marroquin Ortiz
Equipo de redacción de Los Mejores Jardines
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