Adopción, un acto de amor

Muchas madres y padres de niños adoptados (o que quieren adoptar) tienen algunas dudas con respecto a la educación de sus hijos. ¿Cómo manejar o conversar acerca de la adopción? ¿Qué hacer en determinadas situaciones que se presentan a lo largo de sus vidas? o ¿Cómo lidiar con algunas emociones que pueden llegar a tener?

Algunos consejos para padres sobre la adopción

Generalmente los niños que han sido adoptados pasan por momentos de cuestionamiento y reflexiones muy profundas. Se pueden preguntar cosas como dónde estará su familia, por qué los dieron en adopción o cómo serían y dónde estarían en el caso de haber continuado con sus padres biológicos. Otros niños también lidian con sentimientos de rechazo y de tristeza por creer que no fueron queridos; o de inseguridad por pensar que hubo algo mal en ellos y por eso los dieron en adopción o ‘abandonaron’.

Lo más importante es que nosotros mismos entendamos que hay muchas circunstancias en la vida (por no decir la mayoría), que no está en nuestras manos elegir. Si pudiéramos elegir lo que nos pasa, la vida de todos nosotros sería perfecta. Lo que sí está en nuestras manos es la manera como tomamos esas circunstancias.

¿Qué tiene que ver esto con la vida de mi hijo? Mucho. Porque tu hijo no eligió haber nacido en las circunstancias en que lo hizo, no eligió haber sido dado en adopción, ni tampoco escogió la familia que lo adoptó. Pero él sí tiene la capacidad de elegir cómo va a vivir y afrontar esas circunstancias de vida; y eres tú como padre o madre quien inicialmente lo guiará por el camino del entendimiento. Podemos hacer de la adopción un motivo de drama, dolor o tabú. Pero también puede ser un motivo de alegría, comprensión, generación de oportunidades, agradecimiento y sobre todo la oportunidad de multiplicar amor. Tu niño se puede sentir terrible por ser adoptado, o sumamente afortunado de que tú lo hayas elegido. Todo depende de la mentalidad de los involucrados y la manera como la dinámica familiar se maneje.

Entenderte a ti mismo, al niño y a la situación

Lo primero y más importante es ENTENDER. Entender significa estar abierto a lo que está ahí, sin ningún juicio. Es una exploración curiosa sobre lo que siente mi niño y lo que siento yo. Es escucharme y escucharlo, dándole la bienvenida a lo que se siente y no a lo que se debería sentir; a lo que se quiere y no a lo que se debería querer; a lo que se expresa y no a lo que se debería expresar (por miedo a defraudar); a lo que es y no a lo que debería haber sido o debería ser. Significa ser observadores más que calificadores de lo que está ‘bien’ y lo que está ‘mal’.

Cuando partimos de la exploración, de la curiosidad y de la introspección libre de juicios, nos ubicamos en una posición de bienestar y amabilidad ante lo que ES en nosotros y lo que ES en nuestros niños. Estar abiertos a permitir la ambivalencia y la mezcla de sentimientos que se presentarán a lo largo de la vida, será una influencia muy positiva para ellos.

No esconder la adopción

Es recomendable decirle al niño que es adoptado lo más pronto posible, incluso antes de que él entienda lo que eso significa. Puedes usar frases en el día a día como: “somos bendecidos porque pudimos adoptarte”, “deseábamos muchísimo tenerte en nuestra familia” o “adoptarte ha sido de las mejores decisiones que he tomado en la vida”. Esto le permitirá a él ver la adopción como algo normal y para cuando entienda lo que significa ser adoptado y empiecen los cuestionamientos, ya lo habrá comprendido e interiorizado como algo maravilloso para él y para la familia.

También le puedes decir “cuando llegaste” en lugar de “cuando naciste”; para hablar con familiaridad de que él llegó un día a la familia, pero no nació en ella. Algunas familias incluso celebran ese día: el día de la legalización de la adopción o el día en que lo conocieron. Hacen un plan especial como si fuera otro cumpleaños. Recuerda que todo depende del punto de vista en que tú y tu familia tomen las cosas, así que este tipo de celebraciones aportan a que él vea la adopción como un motivo de alegría y celebración.

Dejarle saber que se le apoyará si quisiera conocer a sus verdaderos padres

Algunos niños sienten temor al pensar en expresar que quieren conocer sus raíces. Creen que queriendo conocer a sus verdaderos padres podrán herir tus sentimientos. Es importante que esa puerta esté siempre abierta y hacerles saber que no se sentirán tristes, desilusionados, celosos, etc. Puedes contarle que ese es o será un momento nuevo y diferente para ti también; que te genera algo de miedo o de ansiedad porque no es usual para ti, pero que eso no significa que sea su culpa o que él te esté decepcionando ni hiriendo. Así como aceptamos los sentimientos del niño, también es importante aceptar los tuyos propios.

Puede ser útil guardar fotos, recuerdos, dibujos, diplomas etc. por si algún día se da el encuentro. Al hacerlo, le estás dando el mensaje de que aceptas lo que está sucediendo y también puedes facilitar un buen momento para tu hijo y para sus padres de nacimiento.

Hazle saber también que estarás con él si algo con la búsqueda o con el encuentro no sale de la manera que esperaban. Si por algún motivo se lleva una desilusión, tú estarás ahí para apoyarlo y eso no modificaría el amor mutuo ni la dinámica familiar. En ese sentido, no tiene por qué temer.

Validar sus sentimientos de tristeza por ser diferente o por querer saber más de su familia biológica

Jamás hagas de sus sentimientos o inquietudes un asunto menor. Todo lo que siente es válido y todo lo que quiera saber es importante. Tiene todo el derecho de sentirse triste y de desahogarse (sin hacer daño ni herir los sentimientos de otros). Tiene todo el derecho a querer saber de dónde viene o cuáles son sus raíces. Lo peor que podemos hacer es actuar como si no fuera para tanto, que son cosas de niños, o cuestionamientos sin mayor importancia. Mucho menos hacerle sentir que es mal agradecido por sentirse triste, cuando ‘debería’ sentirse afortunado de estar en una familia que lo acogió. Jamás debemos hacerle sentir inadecuado por sus emociones.

Es más fácil para un niño sentir que puede amar a dos papás o dos mamás a la vez, que sentir que debe elegir. Permite que ellos lo entiendan y mucho más si se avecina el proceso de búsqueda de sus padres biológicos.

Los estados de ánimo de todo ser humano son completamente fluctuantes. Aceptar con amabilidad sus estados bajos hará que él no se juzgue a sí mismo. Te darás cuenta que pronto vendrá un mejor sentir y con él ideas nuevas y frescas para manejar el hecho de ser diferente, de querer buscar a su familia o de comprender mejor lo que pasó.

No tomarse de manera personal cuando diga: “¡Te odio! Desearía estar con mi verdadera mamá.” O “¡Desearía que otra mamá me hubiera adoptado!”

Los niños que no son adoptados dicen cosas similares. Dicen que ojalá hubieran nacido en otra familia, que desearían que la mamá de su amigo fuera la suya o que tienen la peor suerte de ser hijo tuyo. Así que empecemos entendiendo que esto te puede pasar tanto si tus hijos son biológicos, como si son adoptados. Partamos de no relacionar malos comportamientos con la adopción.

Los niños aún no tienen la destreza de controlar sus impulsos o sus estados de ira y frustración en todo momento. A todos nos ha pasado –incluso de adultos– que actuamos gobernados por nuestros sentimientos y decimos cosas aterradoras que ni siquiera las creemos ciertas. Cuando nos damos cuenta de lo que dijimos, lo único que deseamos es retroceder el tiempo. Así que empieza por no tomártelo personal. Te aseguro que no hablaba en serio cuando decía que ojalá otra mamá lo hubiera adoptado. Simplemente habló poseído por su bajo estado de ánimo.

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Especial para Los Mejores Jardines
Por: Mariana Marroquín Ortiz
Equipo de redacción de Los Mejores Jardines
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