24 febrero, 2023 | Tiempo de Padres

¿Por qué no debemos cambiar a los niños tímidos?

Muchas veces, se habla del concepto de “ser tímido” como algo negativo. Lo asociamos con el hecho de ser muy cerrado, con la tendencia a aislarse, con la dificultad para expresar emociones, etc. Sin embargo, la timidez no siempre implica todo esto. 

Y, de hecho, en algunas ocasiones podemos darle la vuelta a este concepto, sacándole provecho a esta característica y viendo que, ser tímido también puede presentar ciertas ventajas.

 

¿Qué significa ser tímido y por qué lo somos?

La timidez es un patrón de introversión en los contextos sociales, que lleva a la persona a mostrarse retraída o, en casos más extremos, a evitar las situaciones sociales y aislarse. Por supuesto, hay diferentes grados de timidez; no es lo mismo ser tímido al conocer a alguien, pero con el tiempo y al coger confianza, abrirse, que ser tímido hasta el punto de encerrarse siempre en uno mismo, aislarse, etc.

En la mayoría de las personas, el hecho de ser tímidas tiene un doble origen; por un lado, la genética (la propia personalidad), y por el otro, las experiencias vividas (sobre todo, experiencias traumáticas, rechazo social, el estilo de apego si es inseguro, etc.).

Ventajas de ser tímido

Ser tímido no tiene por qué ser algo malo. Y, de hecho, inherentes a este rasgo de la personalidad, encontramos también algunas características positivas.

  • El valor de la prudencia

Por ejemplo, Mireia Cabero, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), sugiere que las personas tímidas “hacen uso de la palabra cuando están muy convencidas” (es decir, son prudentes, algo también muy útil en las relaciones sociales).

Y a través de esa prudencia, según afirma Cabero, los tímidos ponen menos en riesgo las relaciones humanas. Y, además, se les atribuye el no ser entrometido. 

  • Afán de superación

Por otro lado, las personas tímidas también tienen un importante afán de superación, ya que aceptan los consejos que les dan para hacer más llevadero este rasgo de la personalidad.

  • Autoconocimiento

Además, son personas que se auto reconocen de una mejor manera, ya que suelen pasar más tiempo consigo mismas, lo que favorece su capacidad de escucha y como consecuencia, la posibilidad de tener amigos.

Así, la timidez también puede llevarnos a saber realmente lo que sentimos, lo que nos hace sentir cómodos y lo que no. Ya que ese “sosiego” interno que caracteriza la timidez (ese silencio interno gracias a la prudencia), cuando está presente, nos invita a explorarnos, a realizar un proceso de introspección personal.

  • Autoprotección

Por otro lado, el ser tímido nos permite preservar lo que pensamos ante los demás, con lo cual es una forma de protección; al no exponernos tanto, tenemos menos riesgo de recibir comentarios negativos (esto, lógicamente, no siempre es bueno; sobre todo, cuando lo llevamos a un grado extremo).

También, ligada a la timidez, hay características de modestia y amabilidad.

¿Cuándo ser tímido se convierte en un problema?

Es importante evitar generalizar y no caer en los estereotipos asociados a ciertos rasgos de personalidad. Sin embargo, puede significar algo negativo cuando ese rasgo de personalidad nos limita a la hora de relacionarnos, a la hora de ser nosotros mismos y en nuestro día a día. O cuando ese rasgo nos genera malestar (o lo vivimos como algo “malo”).

También, cuando detrás de la timidez se esconde una falta de seguridad en uno mismo y en los demás, que lleva a estas personas a estar constantemente pendientes de la opinión que tienen los demás en ellos.

Mi hijo es tímido

Para empezar, procura evitar pensar que hay algo malo en tu hijo; no hay nada malo en él (otra cosa es que esa timidez le genere malestar). Pero “presionarlo” a que sea menos tímido es ir en contra de lo que es, y, además, es una presión que le puede hacer daño. Intenta explorar esa timidez con él desde la curiosidad y no desde el reproche.

Nuestros hijos no necesitan etiquetas; necesitan que los aceptemos y queramos tal y como son. Por ello, hazle saber que es perfecto así, y que pueda hacer las cosas cuando él se sienta seguro, que no hay ninguna prisa. Abraza su esencia, su autenticidad.

La inseguridad en los niños tímidos muchas veces nace, no de la propia timidez, sino de estar recibiendo mensajes de su entorno que les dice “no está bien ser tímido”, “si eres tan tímido nunca harás amigos”, “tienes que hablar más y participar”, “tienes que saludar”, etc. No necesitan presión, necesitan aceptación.

¿La timidez lo limita?

Finalmente, te animamos a explorar qué hay detrás de esa timidez; ¿tal vez inseguridades? ¿Baja autoestima? ¿O es simplemente su forma de ser, su personalidad? ¿Esa timidez interfiere en su día a día, a la hora de hacer amigos, etc., o no lo limita para nada?

En función de las respuestas, podremos adaptar nuestra conducta y ofrecerles herramientas para trabajar en esa timidez o simplemente acompañarlos, aceptarlos y animarlos a aceptarse a sí mismos, porque como son, son estupendos.

 

Lee el artículo en: A los tímidos no hay que intentar cambiarlos: la timidez tiene todas estas ventajas

 

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