Si la palabra NO forma parte de tu vocabulario diario y crees que en un día se la has dicho a tus hijos más de 20 veces y ahora son tus hijos los que constantemente responden con un NO de respuesta, quizás sea el momento de encontrar otras maneras de decir NO de forma positiva y cambiar este hábito en tu hogar.
Los padres, tendemos a utilizar el NO con los niños de forma constante: “no te subas al columpio, no abras ese cajón, no dejes nada en el plato, no subas, no bajes, no entres, no salgas, etc.” Es un constante e incesante devenir de noes por aquí y de noes por allá. ¿Acaso es raro que nuestros hijos pasen por la etapa del NO con este despliegue nuestro?
La realidad es que demasiados noes transmitirán un mensaje negativo a nuestros hijos, de la misma manera que los padres utilizan y le dicen SÍ a todo a sus hijos, podrían ser responsables de conductas de un niño tirano o incluso de su frustración si un día les dicen que NO en alguna acción o solicitud que quieran.
Lo ideal es que exista un balance entre el sí y el no, o mejor aún, que aprendamos a decir No a los niños de forma positiva, es decir, evitando al máximo el uso de la palabra NO.
Y es que, decir no a los niños sin decir un NO es algo posible, y además mucho más beneficioso para ellos. ¿Por qué? Acá te contamos los beneficios:
- Los niños entenderán y comprenderán mejor el sentido de las normas que ponemos.
- Los niños serán más responsables para conocer que los actos tienen consecuencias.
- Los niños actuarán de maneras más autónomas.
- Los niños tendrán una mejor autoestima.
- Habrá un clima más armónico en el hogar.
- Mejorarán las habilidades y sus capacidades personales.
- Los niños descubrirán sus capacidades evitando berrinches, rabietas, gritos y enfados.
Si empleamos el NO constantemente como: “no puedo jugar contigo, no puedes ir al parque, no cojas la tablet o no pegues a tu hermano”; el mensaje es negativo y además estamos abusando del NO y con ello corremos el riesgo de que en el futuro no nos hagan caso.
Puedes guardar el NO para algo realmente importante, algo que suponga un peligro para tu hijo, como cruzar la calle sin ir de la mano, o asomarse a la ventana, mientras que para el resto de las cosas utilizar respuestas positivas.
De esta manera, podemos cambiar el mensaje diciendo: “qué te parece si jugamos después de hacer la cama; hoy, en vez de ir al parque, vamos a organizar un juego muy divertido en casa; cuando termines tus tareas, podrás coger la tablet; si pegas a tu hermano, no querrá jugar contigo”. Estas acciones harán que el comportamiento de tus hijos mejores de manera más proactiva, enriqueciendo sus capacidades intelectuales y personales.
No se trata de no negarle al niño cosas, de hecho los padres debemos hacerlo para aplicar disciplina, imponer normas, reforzar el carácter del niño, en definitiva, para educarlo. Sin embargo, cuando lo decimos por 20 veces, pierde todo el significado. Es por esto por lo que, para decir no a los niños de manera positiva, podemos:
1 – Sugerir otra cosa que puede hacer:
Ejemplo: Si no podemos ir al parque, podemos cocinar en casa, jugar a juegos de mesa, pintar…
2 – Posponer la petición hasta que realice:
Si en ese momento no se puede llevar a cabo lo que quiere o estamos ocupados, podemos dejarlo para otro momento, pero debemos recordarlo para poder cumplirlo y ser firmes con la palabra.
3 – Explicarle qué ocurrirá si hace lo que quiere
Si golpea a su hermano, si rompe los juguetes, si se asoma a la ventana, puede haber consecuencias y debemos explicarlas.
4 – Aclararle las normas
Antes de que llegue el momento de decirle: no a las golosinas, no a saltar charcos o no a ver más tiempo televisión, debemos contarles qué normas tenemos en casa y el motivo de estas. Para que de esta manera, ellos cumplan las normas, y mejoren en la respuesta.
5 – Emplear el humor
Con buen humor todo se supera y se corrige. Emplear el humor en las situaciones difíciles las aligeran de las situaciones tensas y todo se puede mejorar.
Con estas acciones, podemos renovar nuestras respuestas hacia los niños, mejorando las actitudes y acciones que ellos ejercen día a día, además, fomentaremos una integridad más familiar con los niños y podremos tener una relación más sana, generando un vínculo más emotivo con los niños.
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Por: Andrés Felipe Torres Hidalgo
Equipo de redacción Los Mejores Jardines
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