Muchos bebés y niños pequeños muestran especial cariño por un objeto en particular (ya sea un peluche, un muñeco, un trapito, una cobija…); dicho objeto suele acompañarlos siempre, lo aprietan contra el pecho cuando tienen sueño o cuando están experimentando alguna emoción no placentera. A este objeto se le denomina “objeto de apego” u “objeto transicional”.
Los objetos de apego son importantes para los niños por varias razones:
- Seguridad: Un objeto de apego puede ayudar a un niño a sentirse más seguro y protegido en situaciones inciertas o ajenas. Por ejemplo, llevar un muñeco o una manta puede proporcionar consuelo a un niño en momentos de adaptación al jardín, al sentirse lejos de sus cuidadores primarios quienes son su principal fuente de seguridad.
- Gestión emocional: Tener un objeto de apego puede ayudar a un niño a desarrollar habilidades emocionales y sociales. Por ejemplo, un niño puede utilizar su objeto de apego para explorar diferentes emociones y situaciones sociales a través del juego.
- Establecimiento de vínculos: Los objetos de apego pueden ayudar a los niños a establecer vínculos emocionales con otras personas adultas o pares; y con su entorno, brindándoles tranquilidad y seguridad.
- Autoconfianza: Tener un objeto de apego puede ayudar a los niños a desarrollar su autoconfianza y a sentirse más independientes. Por ejemplo, llevar un objeto de apego al jardín puede permitirle a un niño sentirse más seguro y confiado en este entorno y luego sentirse capaz de vivir estos nuevos retos.
En resumen, los objetos de apego pueden ser una herramienta valiosa para el desarrollo emocional, psicológico y social de los niños.
Sin embargo, es importante que los padres y maestros ayuden a los niños a desprenderse gradualmente de estos objetos, ya que es una parte natural del desarrollo y les permite aprender a relacionarse con el mundo de manera más independiente y así mismo conseguir mayor autorregulación y autoconfianza.
Para poder acompañar ese proceso, es importante que los padres y maestros respeten los objetos de apego de los niños y no los juzguen. Es posible que el niño necesite más tiempo que otros para desprenderse de su objeto de apego, pero eso es normal y se debe aceptar. La idea es que el proceso sea positivo y no una fuente de estrés y ansiedad para el niño o para la familia
Para ayudar a un niño a desprenderse de su muñeco de apego, se pueden seguir los siguientes pasos:
- Hablar con el niño: Explicarle de manera clara y sencilla por qué es importante que aprenda a dejar ir su muñeco. Escuchar sus preocupaciones y tratar de comprender y validar sus emociones.
- Hacer un plan juntos: Involucrar al niño en el proceso de separación, proponiendo opciones para reemplazar su muñeco, como un juguete nuevo o un objeto especial para él.
- Hacerlo gradualmente: No esperar que el niño se deshaga de su muñeco de un día para otro. Es importante permitirle hacerlo a su propio ritmo, comenzando por momentos cortos lejos del objeto y aumentando la duración con el tiempo.
- Reconocer sus logros: Reconocer y celebrar cada vez que el niño consiga estar tranquilo sin su objeto, sin importar cuán pequeño sea el logro.
Este proceso puede ser difícil para el niño, por lo que es importante ser paciente y comprensivo, y siempre brindarle tranquilidad y acompañamiento.
