28 febrero, 2020 | Tiempo de Padres

Los beneficios de entrar al jardín

Compartir, socializar, tomar decisiones y ganar autonomía son algunos de los aspectos en los que se favorecerían los niños en el inicio de su etapa escolar.

Decir si su hijo va o no al jardín es algo que se debe hacer con calma y de manera concienzuda. No existe una edad precisa en la que los niños deban ingresar al jardín, sin embargo, la mayoría de las personas relacionadas con la educación inicial, opinan que debería ser en el lapso comprendido entre los 12 meses y los dos años.

Se afirma que, desde los 9 meses, los niños están preparados para recibir nuevos conocimientos. Muchos padres llevan a sus hijos al jardín porque no saben cómo satisfacer su gran curiosidad, y su deseo permanente de exploración. En los jardines infantiles, los pequeños aprenden de sus propias experiencias y son protagonistas de su exploración a través de las diferentes disciplinas artísticas que les permite iniciar su proceso de lectoescritura y conocimiento de las matemáticas. Además, empiezan a desarrollar autonomía, independencia y toma de decisiones.

El desarrollo de cada niño es un proceso particular en el que intervienen factores genéticos, estado de salud, nutrición, costumbres y el bienestar emocional. Están involucrados también, aspectos como la locomoción, la estabilidad, el equilibrio, la temporalidad y el desarrollo de habilidades motrices.

Los niños pasan de una total dependencia, a una progresiva autonomía, que se hace más evidente una vez ingresan al jardín, empiezan a coordinar mejor sus movimientos, a tener más autocontrol y concentración a la hora de desarrollar las diversas actividades. Además, sus capacidades motrices gruesas y finas se desarrollan más cuando se dan cuenta de todo lo que pueden hacer. Les gusta atreverse a enfrentar nuevos desafíos como saltar, dar botes, entre otras cosas.

En el jardín, los niños adquieren mayor habilidad para correr, brincar, treparse y desplazarse; esto es lo que se conoce como destreza psicomotriz. Además, aprenden a coordinar mejor los movimientos de su cuerpo u objetos de trabajo (juguetes), es decir, empiezan a desarrollar habilidades motoras esenciales para su desarrollo equilibrado.

Según Diana Ortiz, docente del jardín infantil Baloo Campestre, los “niños que ingresan al jardín tienen mejor desempeño a la hora de socializar, compartir, relacionarse con los adultos y son más espontáneos, ganan autoconfianza y seguridad”.

Los pequeños aprenden qué son los límites, al escoger una actividad deben comenzarla, desarrollarla y terminarla, todos estos procesos además de inculcarles rutinas y normas, les estimulan su imaginación y creatividad.

Adaptándose a un nuevo mundo

Darse cuenta de que existe un mundo lleno de pares (niños de su misma edad), les permite a los pequeños enfrentarse a nuevas situaciones, en las que pueden pensar, solucionar, jugar, trabajar y hasta entrar en conflicto. Sentir que ya no se encuentran en un espacio conocido, puede generarles sensación de intranquilidad o por el contrario, de superioridad, todo depende de la personalidad de cada niño. Lo que sí es un común denominador, al entrar al jardín, se ven expuestos a la necesidad de aprender a solucionar las cosas por sí mismos.

La educación inicial es una gran herramienta para que los niños favorezcan su desarrollo cognitivo, social y motriz, entre otros. Uno de los beneficios radica en experimentar las actividades grupales, que enseñan el valor del esfuerzo, del respeto por los turnos, de la tolerancia y de la disciplina. Al tiempo, les permite dejar volar su imaginación y desarrollar talentos e intereses por áreas específicas, con los meses, empiezan a definir su carácter y personalidad.
El jardín no es más que un espacio activo para la integración, el juego y el aprendizaje. Los docentes deben estar preparados para acompañar a los pequeños durante este proceso, que para todos es un reto personal. En caso de detectar dificultades ya sea en el lenguaje, tiempos de atención, tono muscular y demás aspectos relacionados con su desarrollo, los docentes deben estar en capacidad de remitir el caso a especialistas competentes para que puedan manejarlo y dar tratamiento en caso de ser necesario.

Las primeras reacciones

Es probable que al iniciar el jardín los pequeños se sientan abandonados, muchos lloran, sienten miedo, nervios, patean y les cuesta trabajo adaptarse a su nueva situación. Si la adaptación no está siendo fácil, es probable que al llegar a casa presenten alteraciones en el sueño, en la alimentación ó en el sentido del humor; todo esto irá disminuyendo con los días. De ninguna manera se les debe engañar o separarlos bruscamente de los padres, el desprendimiento debe ser lento y paulatino. En algunos jardines permiten que la mamá ingrese con ellos y se queden en un lugar donde los niños las puedan ver, para que no se sientan solos e inseguros.

“Es importante que en los jardines se brinde una comunicación responsable, donde los niños puedan preguntar y cuestionarse, no solo recibir instrucciones”, Pedro León Ramírez.

Fuente
Los beneficios de entrar al jardín. En: Revista Edu.co. No. 11 (febrero, 2013); p.18. ISSN 2145 7328

Redacción Revista Edu.co

Tags: