Como ya lo hemos mencionado en varias ocasiones, las expectativas de la paternidad siempre son superadas por la realidad, y no nos referimos a aspectos precisamente positivos. Para hablar sin tapujos de esos temas, te presentamos a la pareja de esposo Rufus Griscom y Alisa Volkman, creadores de la revista Babble.com, quienes nos hablarán de 4 tabúes de la crianza de los hijos.
Desde la noticia del embarazo, es normal que familiares y amigos nos cuenten sus experiencias, en la mayoría de casos solo las buenas. Pero… ¿Por qué no hablamos de lo negativo y de la verdad que muchas veces ocultamos o negamos? Te presentamos 4 tabúes en la crianza de los hijos explicados por Rufus Griscom y Alisa Volkman, padres de 3 hijos.
Tabú n° 1: No se puede decir que uno no se enamoró de su bebé desde el primer momento
Con la “falsa publicidad” de la paternidad y el sin fin de comentarios sobre el parto, es normal que la realidad nos sorprenda y asuste un poco. “El nacimiento es un momento mágico” dicen algunos y no lo negaremos, pero es falso creer que los únicos sentimientos que tendrás son felicidad y amor; es un momento mágico porque sobrepasa todo lo que creías y te habían dicho, las emociones son incontables y, casi todos, sentimos miedo. Además, quizá más los padres que las madres, no sienten ese amor incomprensible, es más, Rufus Griscom nos cuenta que, desde su experiencia, el amor creció con el tiempo y se sintió terrible al creer que su respuesta emocional en el momento no era la adecuada. Así que, si creíste que debías amar más a tu bebé cuando lo viste por primera vez, pero no lo sentiste, no fuiste ni eres el único.
Tabú n°2: No se puede hablar de lo solitario que puede ser tener un bebé
Durante el embarazo las mujeres estamos en constante compañía, recibimos regalos, flores, tarjetas y llamadas por montones. No obstante, se siente como una cuenta regresiva hasta el parto, porque en el fondo sabemos que acabará. Las mujeres después del parto nos sentimos encerradas y excluidas. Nadie nos advierte de esta realidad, pero el aislamiento y la soledad son estados frecuentes. Rufus Griscom y Alisa Volkman nos cuentan que según un estudio del 2009: 58% de las madres informaron sentir soledad y de ellas el 67% se sienten más solas cuando sus hijos tienen de 0 a 5 años.
Tabú n°3: No se puede hablar del aborto natural
El aborto natural es una experiencia difícil, dolorosa y más común de lo que parece. Somos muchas las que al pasar por una situación así sentimos vergüenza, nos cuestionamos como mujeres, nos surgen dudas sobre nuestro matrimonio y la idea de volver a tener un hijo. No obstante, cuando hablamos al respecto para intentar salir de la triste y oscura situación con nuestros familiares o amigas, nos damos cuenta de que existe una sociedad secreta de mujeres que se da fuerza y preocupa de verdad. Alisa Volkman, nos habla desde su pérdida y nos dice que es una “pérdida invisible” ya que no hay apoyo comunitario, rituales o ceremonias. Por otro lado, nos muestra las siguientes cifras: el 74% de las mujeres que tuvieron un aborto natural dijeron que, en parte, era su culpa; el 22% dijo que ocultaría un aborto natural a su esposo.
Tabú n°4: No se puede decir que la felicidad promedio decayó luego de tener un hijo
La paternidad es un altibajo de emociones. Rufus Griscom y Alisa Volkman nos muestran una gráfica de felicidad que evidencia las curvas y, para no adelantarles mucho, es preocupante lo que demuestra: los padres vuelven a ser felices cuando sus hijos van a la universidad. Aunque, esto es exagerado y parte de una broma (no se alarmen) si hay un sinfín de emociones desde que nuestros hijos nacen. Los momentos de felicidad, a pesar de ser enormes, son efímeros, pero también lo son las tristezas, los miedos, los enojos y las preocupaciones, por eso, debemos vivir la experiencia de la crianza teniendo en cuenta que cada cosa que pasa nos da sentido.
Rufus Griscom y Alisa Volkman nos preguntan: ¿Podemos subir entre todos la curva de felicidad? Claro que sí, si tenemos las expectativas correctas y las manejamos bien, la paternidad será una experiencia bastante gratificante.
Descubre la charla completa viendo el siguiente video:
Para complementar la información anterior, te compartimos 15 mitos sobre la crianza de los niños, escritos por Carolina Pinedo para el diario El País
- Comer todo lo que hay en el plato. Hay que tener en cuenta que la ración de alimento puede ser desorbitada para el tamaño del niño. Los padres elegimos qué come el niño, pero conviene ser receptivos a que el pequeño elija la cantidad de alimento que quiere.
Los catarros llegan a través de los pies. Los resfriados no tienen su puerta de entrada a través de las extremidades del cuerpo, sino en las vías respiratorias. En consecuencia, no ocurre nada por caminar descalzo. - Abrigar mucho al niño para que no se resfríe. En todo caso, habría que proteger las vías respiratorias con prendas como las bufandas, porque el exceso de ropa provoca cambios térmicos bruscos y sudoración que conllevan el efecto contrario; enfriamiento corporal.
- La salida de los dientes provoca fiebre. La llegada de las primeras piezas dentales de los niños puede acarrear, como mucho, unas décimas de fiebre (37,5–37,8 grados centígrados).
- Dejar que el bebé llore para que no se acostumbre a los brazos. Los niños necesitan sentir el cariño y amor de las personas que los quieren a través del contacto corporal. El consejo al respecto para los padres es hacer lo que su corazón les dicte.
- Frenar el hipo del niño con un hilo enrollado en la frente. Carece de total fundamento y efectividad, ya que esta medida no puede evitar un sonido producido por la contracción brusca, involuntaria e intermitente del diafragma, que se encuentra en los pulmones.
- La ingesta de leche produce mucosidad. Los mocos se producen debido a un virus respiratorio o a un proceso alérgico no por la ingesta de determinados alimentos.
- Cenar melón es indigesto. Carece de fundamento. De hecho, en las noches calurosas de verano es muy refrescante.
- Una llave antigua sobre el párpado frena los orzuelos. Lo único cierto de esta creencia es que el frescor puede aliviar ligeramente la inflamación, pero la aplicación de frío puede lograrse con otro método que no sea una llave.
- Comer helados provoca inflamación de las anginas. Esta afección de la garganta es provocada por la bacteria llamada estreptococo que causa inflamación y dolor y no tiene nada que ver con la ingesta de helados.
- Escuchar música clásica durante el embarazo incrementa la inteligencia de los niños. Oír música tiene efectos beneficiosos. Se trata de una forma de comunicación con el bebé a través del vientre materno, puesto que desde la semana 20 de embarazo, el feto ya puede captar sonidos. Sin embargo, la creencia de que el niño será más inteligente si escucha música clásica durante el embarazo carece de base científica.
- La fiebre puede provocar al niño convulsiones y daño cerebral. La fiebre es un mecanismo de defensa que ayuda al sistema inmune del niño a erradicar la infección. Las convulsiones suelen suceder al inicio del proceso de la infección y no se previenen con un tratamiento antitérmico. Las convulsiones son de carácter benigno y no provocan daño cerebral ni epilepsia.
- No puedes bañarte después de comer hasta que hagas la digestión. Pocos son los niños que no han escuchado esta afirmación de boca de sus adultos. Sin embargo, el peligro de bañarse tras la comida no está determinado por una alteración de la digestión. Es debido al riesgo de que se produzca un cambio brusco de temperatura y una reacción vascular que altere la tensión arterial. La forma de evitarlo no es retrasar el momento en que los niños se introducen en el agua, sino explicarles que deben hacerlo de forma gradual para que el cuerpo se habitúe al cambio de temperatura
- El caminador ayuda a que los niños den antes sus primeros pasos. No son necesarios, ya que cada niño lleva su propio ritmo de maduración física. Los caminadores pueden impedir que la musculatura del bebé se desarrolle con normalidad, alteran el braceo habitual que se produce al caminar, reducen el tiempo de gateo que es importante para el desarrollo de una buena coordinación psicomotriz y aumentan el riesgo de accidentes, como las caídas.
- Doctor, ¿Le puede dar unas vitaminas al niño para que coma mejor? Cada niño tiene su propio metabolismo. Habitualmente, los pequeños son capaces de regular la cantidad de alimento que precisan para satisfacer sus necesidades calóricas. Estas vitaminas para estimular el apetito están recomendadas en casos en que el niño deje de comer como lo hace de manera habitual por cuestiones como un período de convalecencia. Pero su ingesta no puede mantenerse mucho tiempo porque cada vez tendrán menos efecto. Un niño que se caracteriza por tener poco apetito, salvo en contadas ocasiones, come la cantidad de alimento que precisa para satisfacer sus demandas energéticas. En estos casos, la ingesta de estos complementos vitamínicos es ineficaz.
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Por: Andrea Carolina Pedroza
Equipo de redacción de Los Mejores Jardines