En los centros aeioTU el arte está presente en todos los momentos de la vida cotidiana de los niños. Es su canal para comunicar, expresar, sentir y vivir. Por eso promovemos la exploración por medio de los sentidos: para que se deleiten mientras conocen, analizan e interpretan.
El mundo de los niños representa un universo particular. Su mirada de las cosas, sus ganas por explorar todo lo que los rodea y la forma en que cuestionan hasta que la explicación tenga sentido, son mucho más que características propias de la edad. Todo esto refleja su necesidad por co-construir conocimiento junto con otros, por establecer acuerdos y por rebatir reglas. Es probablemente romper con el mundo adulto y las convenciones que en él hemos establecido, para desenmascarar la vida y entenderla.
Cuando aceptamos que las maneras de conocer de los niños son infinitas y llenas de posibilidades, aceptamos que la niñez tiene como motores principales la imaginación, la fantasía y la creatividad. Es por esto que el arte se convierte en un amplificador de su experiencia de aprendizaje, porque es un elemento inherente a su manera de entender el mundo. El arte no es un concepto que enseñamos a los niños, el arte es parte de ellos, lo traen consigo desde el instante en que desembarcan en esta tierra. El arte es su lenguaje preferido: les presta miles de formas de comunicar lo que piensan, sienten e imaginan; les provee de códigos y de estructuras y les prepara para maravillarse con los colores, las formas, el espacio, el tiempo y las relaciones que entre ellos se tejen.
En los centros aeioTU el arte está presente en todos los momentos de la vida cotidiana de los niños. Es su canal para comunicar, expresar, sentir y vivir. Por eso promovemos la exploración por medio de los sentidos: para que se deleiten mientras conocen, analizan e interpretan.
Los niños se valen de su cuerpo para experimentar, de sus emociones para establecer relaciones y de su intelecto para construir cientos de conexiones que ampliarán su capacidad de discernir y de tomar decisiones; por esto encuentran en el arte su mejor aliado para aprender.
En aeioTU reconocemos así la importancia del arte en el aprendizaje, y por eso vamos mucho más allá de la excusa para embellecer espacios, más allá del lápiz y el papel; y más allá de las manualidades que, disfrazadas bajo el concepto de lo bello, ofrecen a los niños una experiencia homogénea que no da cabida a la creatividad. Por esto, promovemos la exploración de los materiales desde el asombro que este provoca por medio de su olor, sabor y textura. Por lo tanto invitamos a los niños a encontrar relaciones, muchas veces desde lo absurdo, mientras construyen historias a partir del garabato. Además, nuestros espacios son maleables, y se transforman ofreciendo un mundo lleno de posibilidades para que los niños puedan descubrir el sentido de lo que llama su atención.
Todo niño es un mundo diferente, cada apreciación que hace, cada historia que construye, cada objeto que transforma y cada relación que establece tiene una correlación con algún lenguaje del arte; y esto se debe ver reflejado en el ambiente. No es el niño el que responde al ambiente sino el ambiente quien responde a las necesidades del niño: responde a su edad, a sus intereses, a su nivel de desarrollo y a su contexto. El ambiente debe ser entonces una manifestación de la cultura y el contexto de los niños; y debe evidenciar sus intereses. Entender esto permite a los educadores observar las interacciones de los niños con el ambiente en razón de múltiples valores estéticos que potencian y enriquecen su aprendizaje en articulación con sus necesidades pedagógicas.
El arte es el lenguaje preferido de los niños, y todo acontecimiento percibido por ellos es interpretado a través de sus sentidos. Esta es la verdadera razón por la cual debemos valernos de los diferentes lenguajes del arte para enriquecer su aprendizaje.
Fuente
Niño, John. Tallerista de los centros aeioTU Nogal y aeioTU Pasadena. El arte, el lenguaje preferido de los niños.
Redacción Revista Edu.co