Cuando pensamos en un ambiente de aprendizaje para los niños, nos imaginamos que éste debería ser muy estructurado y en su mayoría con una multiplicidad de materiales didácticos, pero la buena noticia es que puede ser más sencillo, por lo que todos podemos asegurar un ambiente de aprendizaje en casa. Para los niños el juego y la exploración ocurren en diferentes ambientes cotidianos, que, si se disponen de una manera intencionada desde sus gustos e intereses, nos ayudan a lograr aprendizajes muy significativos.
Uno de los lugares favoritos y que esconden los más grandes secretos de los niños son sus cuartos o habitaciones, ya que allí ellos encuentran la oportunidad de tener un espacio para su intimidad, para crear escondites debajo de la cama, para la lectura tranquila, para la creación de historias y para jugar con diferentes objetos y materiales.
Para convertir el cuarto de los niños en un ambiente de aprendizaje es importante tener en cuenta que sus juguetes, objetos favoritos y cuentos pueden estar dispuestos en el piso, por ejemplo encima de un tapete o de una superficie baja y organizados en canastas o cajas; de manera que el niño los pueda alcanzar y jugar con ellos fácilmente. También los podemos organizar reuniéndolos por colores, formas o tamaños; y disponer su lado otro tipo de materiales no convencionales cómo pequeñas cajas de cartón, botellas, tapas o semillas que le permitan al niño generar exploraciones creativas.
Una esquina de la habitación es el lugar perfecto para adecuar un rincón de escondite o nicho. Este se puede delimitar con telas o velos, y le permitirá al niño jugar, leer o tener un espacio para sí mismo. Allí los cojines, mantas o cobijas son muy apropiadas para ambientar y permitir que el niño se sienta a gusto y acogido. Otra cosa importante para tener en la habitación es un espacio en el que los niños puedan dibujar y/o pegar sus creaciones, fotografías o las historias que imaginen junto con sus padres. Esto puede realizarse de manera sencilla delimitando con cinta un recuadro, que pintado con pintura para tablero; o dentro del cual ubiquemos papeles o cartulinas en grandes formatos; el niño pueda plasmar su imaginario. Las creaciones a su vez pueden colgarse usando ganchos de colgar ropa y una cuerda.
Por último, de ser posible deberíamos determinar un área en la que el niño pueda dejar sus creaciones para continuar inventando y disfrutando con ellas a través del tiempo: la mayoría de los padres pedimos a nuestros hijos que recojan “el desorden” al finalizar el día; sin darnos cuenta que las creaciones que los niños han realizado tienen un importante significado. Una forma sencilla de solucionar el problema de la “desorganización” es usando por ejemplo un tapete o mesa pequeña sobre el cual el niño pueda jugar y tener la libertad de dejar allí sus creaciones para continuar su juego en los días siguientes; retomando así las historias que ha inventado y construyendo sobre sus ideas previas, lo que fortalece su aprendizaje.
De esta forma, el cuarto de los niños es de hecho un espacio muy potente para promover aprendizajes significativos de una forma sencilla y provocadora, y adecuar este espacio junto con ellos fortalece además relaciones e interacciones cercanas entre el adulto y el niño; lo que a su vez le permite fortalecer su identidad y autonomía.
“A mí de niña me encantaba organizar las almohadas de mi cama como si fueran montañas y hacer que mis muñecos de peluche se deslizarán por ellas, era muy divertido”.
(Diana Rubiano)
“Mi hijo Jerónimo realiza campamentos nocturnos en su closet, y juega con un bosque fantástico, en donde aparecen animales imaginarios que crea a través de iluminar la pared con una linterna y hacer sombras”.
(Diana Rubiano)
Especial para Los Mejores Jardines
Por Diana Rubiano
Coordinadora Pedagógica aeioTU