28 julio, 2021 | Tiempo de Padres

Charla para padres sobre felicidad

¿Por qué ser padres genera tanta ansiedad? Es innegable que en estos tiempos hay un exceso de información sobre crianza, no obstante, en la práctica, cumplir todas las expectativas descritas se vuelve poco realista. Por tal motivo, tenemos muchas herramientas que nos dicen qué hacer, pero imposibles de aplicar.

Con base en esto te presentamos a Jennifer Senior, quien nos contara por qué para los padres la felicidad es una vara demasiado alta.

Todos los papás queremos hijos felices, pero… ¿Esa es nuestra meta? No debería serlo.

Hablar de felicidad implica muchos aspectos y, en su mayoría, no dependen de nosotros como padres, lo anterior, porque por más esfuerzos que hagamos al respecto, no tenemos garantías de lograrlo. La felicidad, no es algo que se impone, es algo que se siente.

Por ejemplo, la felicidad como propósito de los padres es algo reciente. Hace un tiempo, el objetivo que intentaban cumplir los papás era brindar un hogar con alimento. Los niños y jóvenes trabajaban, al igual que los padres, lo que de una u otra manera, permitía un equilibrio en donde ayudaban económicamente mientras recibían otros beneficios.

Cuando llegaron los derechos de los niños sus roles cambiaron, estudiar se volvió una prioridad, todos los menores debían ir a la escuela. Esto tuvo un impacto, los padres debían trabajar más y adicionalmente los hijos dependían en todos los aspectos de ellos, no solo económicos. Era común que un papá llegará de trabajar y le ayudará a su hijo con las tareas del colegio, por tanto, debían prepararse e invertir tiempo.

Además, y acercándonos cada vez más a la actualidad, se empezaron a crear opiniones en común sobre la crianza, disciplina, tiempo de calidad, amor, felicidad. Diferentes personas escribieron al respecto, opiniones, consejos, guías, herramientas, entre otras cosas que hoy llenan estanterías de bibliotecas y ni hablar de internet. Sin embargo, olvidan que cada niño y cada familia es diferente.

Hoy, el exceso de información nos genera ansiedad, principalmente por el fracaso. Intentamos criar a nuestros hijos como si tuviésemos una receta de cocina: un litro de amor, una cucharada de caricias, dos tazas de risas. Seguimos al pie de la letra todo lo que vemos y oímos, pero cuando nos damos cuenta de que esa fórmula no funciona, nos cuestionamos si somos buenos padres. Claro que somos buenos padres, lo que pasa es que nos llenamos de utopías que no dependen de nosotros.

Ser buenos padres no implica que tu hijo sea feliz, pero si te comprometes a enseñarle y mostrarle los valores. La felicidad llega en virtud del bien que hagan nuestros hijos y del amor que reciban de nosotros.

Descubre la charla completa dando clic en el siguiente video:

Para complementar la información anterior, te presentamos las metas que los padres deberían forjarse cada año escritas por Ignacia y Javiera Larrain para el diario digital El Definido:

Demostrar amor incondicional: ¿Cómo quiero demostrarle durante este año a mi hijo que lo amamos incondicionalmente, no solo con palabras, sino que con hechos concretos?Por ejemplo, cuando el niño comete un error y tenemos que corregirlo, preocuparnos de las palabras que usamos, procurando no descalificar y demostrando respeto hacia su persona a pesar de su equivocación, poniendo el foco en la acción y no en el niño, de manera que no llegue a sentir que por sus faltas lo dejaremos de querer.
Fomentar la autonomía: ¿De qué manera concreta puedo fomentar que mi hijo sea más autónomo? ¿En qué situaciones concretas me preocuparé de que se valga por sí mismo?Por ejemplo, hacer que se vista solo, aunque eso implique despertarme más temprano en la mañana porque se demora y que se lave los dientes sin ayuda a pesar de que no se los lave tan bien.
Enseñar la responsabilidad: Para su edad, ¿qué tipo de responsabilidades puede asumir en la casa? ¿Cómo actuaré ante la irresponsabilidad?Por ejemplo, a un niño que tiene 6 años darle la tarea de hacer su cama los fines de semana. Definir que, si el niño no trajo el cuaderno con la tarea que tenía que hacer, deberá asumir su descuido y llegar al colegio sin la tarea hecha.
Fortalecer la autoestima: ¿Me preocupo de mostrarle al niño cuáles son sus fortalezas y talentos, tratando de potenciarlas?Por ejemplo, si el niño es ordenado con sus juguetes o generoso con otros niños, no darlo por obvio, sino que preocuparse de mostrarle que se valora su actitud y están orgullosos de él.
Crear un ambiente sereno: En nuestro hogar, ¿cómo puedo lograr un ambiente de respeto y tranquilidad en el que no predominen los gritos y peleas?Por ejemplo, si como pareja nos cuesta mucho ponernos de acuerdo y peleamos frecuentemente frente a los niños, procurar buscar una nueva “fórmula” de resolver los conflictos, posponiendo el tema para un momento en privado.
Definir qué tipo de autoridad quiero ser: Este año que comienza, ¿de qué manera puedo ejercer una sana autoridad, es decir ser firme pero cariñoso?Por ejemplo, cuando mi hija quiera transgredir una norma ser capaz de mantener la regla firme a pesar de sus pataletas, de que me dé pena o que darle en el gusto sea lo más cómodo.
Fomentar una vida saludable: ¿Cómo puedo incentivar un estilo de vida donde comer sano y hacer deporte sea parte de nuestra cultura familiar?Por ejemplo, eliminar los dulces como premio, cambiándolos por una salida a caminar andar en bicicleta o ir a jugar al parque.
Generar espacios de recreación familiar: ¿Qué ritos entretenidos y de esparcimiento puedo instaurar para pasarlo bien en familia?Por ejemplo, hacer una visita cultural los domingos por medio o ver una película una vez al mes todos juntos.
Ayudar al niño a superar sus debilidades: ¿Qué apoyos puedo brindarle a mi hijo para que pueda ir creciendo en los aspectos que más le cuestan?Por ejemplo, si a mi hijo lo molestan y le cuesta tener amigos en el colegio, enseñarle estrategias de asertividad para que aprenda a manejar la situación.
Potenciar sus talentos: ¿En qué ámbitos veo que mi hijo tiene facilidades y cómo puedo hacer que estas se desarrollen al máximo?
Por ejemplo, si mi hijo es bueno para leer, valorarlo y llevarlo a la biblioteca para que pueda arrendar libros.