10 consejos para corregir la conducta agresiva en los niños pequeños

Cuando los padres sentimos frustración, enojo o rabia tenemos herramientas para manifestarlos. Los niños, por el contrario, no saben manejar sus emociones y en ocasiones una conducta agresiva en la que golpean o muerden es su mejor alternativa para expresarse. Aunque puede ser una conducta natural, queremos compartirte algunos consejos para mejorar su comportamiento, especialmente durante los berrinches, desarrollados por el portal web Healthy Children.

  1. Enséñele las reglas de la casa.

No asumas que tu hijo sabe las reglas de la casa, debes enseñárselas. Los niños están interesados en explorar y esto implica utilizar todos sus sentidos, por lo que, si tienes cosas valiosas que no quieres que toquen, debes esconderlas o quitarlas de donde están. Adicionalmente, puedes plantear la posibilidad de organizar un espacio en casa de juego donde tu hijo pueda manipular todo, es decir, encuentre juguetes, libros y todo tipo de elementos que pueda tocar. Por otro lado, siempre que tu hijo no obedezca una regla importante, debes amonestarlo de inmediato para que entienda exactamente qué es lo que hizo mal.

  1. Las amenazas están sobrevaloradas.

Siempre es más eficaz reforzar de manera positiva las conductas deseadas y enseñar a los niños conductas alternativas en vez de tan solo decir “Deja eso o ya verás”.  Dile a tu hijo que la próxima vez que esté enojado, deberán usar sus palabras y explicarte lo que ocurre.

  1. Presenta distracciones saludables.

A la vez que enseñas a tu hijo a responder de otras maneras, no hay nada de malo en distraerlo (a veces) o probar otro método. Siempre y cuando no lo estés “sobornando” para que se comporte de otra manera ofreciéndole dulces. Por ejemplo, no hay nada de malo con cambiar intencionalmente su foco de atención.

  1. “Contrólate”.

Bueno, todavía no puede, así que para el niño esa palabra no tiene valor. Recuerda que los niños pequeños, por naturaleza, tienen poco autocontrol. Necesitan que les enseñen a no patear, golpear o morder cuando están enojados, sino a expresar sus sentimientos con palabras.

  1. “No tenemos que lastimarnos”.

Supervisa a tu hijo con atención cuando esté discutiendo con sus compañeros de juego. Si el conflicto es leve, mantén distancia y permite que los niños lo resuelvan solos. No obstante, debes intervenir cuando los niños se involucran en una pelea física que sigue aún después de que les dices que se detengan o cuando un niño parece tener una ira incontrolable y está agrediendo o mordiendo al otro. Separa a los niños y mantenlos así hasta que se hayan tranquilizado. Si la pelea fuese demasiado violenta, tal vez tengas que dar por terminada la sesión de juego. Deja en claro que no importa quién “empezó”.  Intentar lastimarse no tiene excusa.

  1. Alternativas a la pelea.

Enseña a tu hijo a decir “no” en un tono de voz firme, a dar la espalda o a buscar llegar a un acuerdo en vez de pelear físicamente. A través del ejemplo le estás enseñando a tu hijo a resolver las discrepancias con palabras, de manera más eficaz y civilizada, en vez de usar la violencia física.

  1. “¡Bien hecho!”

Elogia a tu hijo cuando su comportamiento sea adecuado y explícale cómo se está comportando como una persona “grande” siempre que aplica estas tácticas en vez de pegar, patear o morder. Y siempre reafirma y elogia las conductas cuando veas a tu hijo ser amable y gentil.

  1. Las pausas obligadas están bien.

Tampoco hay nada de malo en poner a tu hijo en una pausa obligada cuando se porte mal; estas pausas pueden utilizarse en niños desde el primer año. Consulta más información en Cómo poner en práctica las “pausas obligadas“.

  1. Controla tu propio carácter.

Debes estar siempre atento a tu propia conducta cuando estés cerca de tu hijo. Una de las mejores maneras de enseñarle el comportamiento adecuado es controlando tu propio carácter. Si expresas tu enojo con tranquilidad y discreción, es probable que tu hijo siga tu ejemplo.

  1. Mantente firme.

Si debes disciplinar a tu hijo, no te sientas culpable; y no te disculpes en ninguna circunstancia. Si tu hijo percibe tus sentimientos encontrados, se convencerá de que lo que hizo estuvo bien y que tú eres el “malo”. Aunque disciplinar a un hijo nunca es agradable, es una parte necesaria de la crianza y no hay razón para sentirse culpable. Es preciso que tu hijo entienda cuando está equivocado; es importante que asuma la responsabilidad de sus actos y que esté dispuesto a aceptar las consecuencias.

Conducta agresiva en los niños

Puedes ampliar esta información dando clic en: www.healthychildren.org/Spanish/ages-stages/toddler/Paginas/Aggressive-Behavior.aspx

Por otro lado, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC)  nos comparte el siguiente video para aprender acerca del uso de la disciplina y ‘consecuencias’ para mejorar el comportamiento de tu hijo.