Somos padres, estudiamos y aprendimos muchas cosas, menos para ser maestros, y, aún en los casos más irónicos, estudiamos para ser maestros, pero no de nuestros hijos.
El juego se convierte en un elemento que hace parte natural de su forma de acercarse al mundo.
Compartir, socializar, tomar decisiones y ganar autonomía son algunos de los aspectos en los que se favorecerían los niños en el inicio de su etapa escolar.